Páginas

22.1.11

Todos los fieles van al cielo

Un ensayo de Nicole Escudero

¿Qué impulsa a una persona a traicionar a su pareja? Personalmente, creo que es el aburrimiento y la falta de empatía. Hoy en día, se practica un amor liberal, sin compromiso: el verdadero valor del matrimonio se ha minimizado tanto que la mayoría de uniones son por conveniencia. Por un lado está el amor, lo que debería ser la base de un matrimonio; por otro lado está la ley y la sociedad, que niega ciertos beneficios a parejas que no estén casadas (bienes compartidos, herencias); por último está la religión, que condena cualquier forma de mostrar amor que no esté dentro de las estipulaciones matrimoniales correspondientes. Por un lado, las castrantes leyes del matrimonio que niegan la libertad sexual, y por otro lado, la falta de interés en un compromiso a largo plazo con la persona que amas.
Viéndolo de cierta manera, el matrimonio es un contrato. Dos personas aceptan no cometer adulterio, no abandonarse, etc. Lo que debería ser un acto de amor y compromiso, es en realidad un acto económico, de convivencia y muchas veces político. La sociedad en la que vivimos valora más un título que el amor en sí. Como todo contrato, al ser quebrado por una de las partes existen consecuencias. En el caso del matrimonio, cuando una de las partes comete adulterio y se procede a un divorcio, en algunos casos se culpa como responsable al que cometió adulterio y se le resta parte de lo que le corresponde al divorciarse. Por otro lado, si consideramos que el número de divorcios aumenta cada vez más, debería existir una sanción específica para el cónyuge que comete adulterio.
Si vemos las cosas de forma legal y práctica, entonces llegaremos a la conclusión de que si hoy por hoy la mayor parte de matrimonios son por conveniencia, eso quiere decir que habrá un mayor número de divorcios por adulterio. Y sin una ley fija para este tipo de divorcios, una persona que comete adulterio podría fácilmente salir bien librada y encima hasta coimear un juez para quedarse con todos los bienes adquiridos durante el matrimonio.
Viéndolo desde el lado religioso, más específicamente el de la religión católica,  el matrimonio viene a ser exactamente lo mismo pero sin un castigo físico o tangible. El matrimonio religioso es como una unión simbólica, que para una persona realmente devota debería significar muchísimo más que uno legal. Aunque, el matrimonio religioso también es visto como una costumbre, y ya de por si no tiene el valor que debería tener. Generalmente una persona se casa por religioso por convención social, y hoy en día es cada vez más difícil encontrar parejas realmente religiosas que se casen por religión. Dicho esto, es predecible que muchos de estos matrimonios fracasaran, ya que tienen tanta o menos importancia que uno legal. En otras palabras, ni el matrimonio religioso se salva del temido adulterio.
Pero en este caso la sanción vendría a ser convertirse en un simple pecador. Unos veinte Avemarías, cuarenta Padres nuestro y un salve, con eso basta para ser perdonado por un padre. Pero se debe tener en cuenta que para anular un matrimonio religioso se debe tener mucha paciencia. El proceso de anular un matrimonio religioso puede durar años, y muchas veces (en serio, muchas) algún enviado de la iglesia vendrá a intentar salvar tu matrimonio. La iglesia tiene fe en sus creyentes, pero estos pierden la fe cada día que pasa.
El adulterio dentro del matrimonio, en ambos casos significa el quiebre del acuerdo matrimonial. Pero lo que debe ser tomado en cuenta es que en ninguno de los dos casos se contempla antes del matrimonio, las posibles consecuencias y sanciones de cometer adulterio. Como es de esperarse, nadie se casa con una persona pensando en que va a serle infiel, o que tendrá que ir pensando que porcentaje le toca a su pareja en caso de que se cometiera una infidelidad. ¿Por qué se comete adulterio? Es simple, porque las personas no saben prepararse para aceptar un compromiso y darle el valor que merece. La verdadera pregunta es: ¿Por qué el amor no es la base de la mayoría de matrimonios hoy en día?
Si uno se pone a pensar, si el amor fuera la verdadera base del matrimonio, siendo realistas, habría muchísimos menos divorcios y no se tendría que contemplar la opción de crear leyes en caso de adulterio. Y, como la mayor parte de problemas que enfrenta nuestra sociedad globalizada y liberal, la solución está en la educación y los valores que las nuevas generaciones van degenerando.
Nicole